martes, 18 de diciembre de 2012

CIUDADES EDUCADORAS



El proyecto de “Ciudades Educadoras” nace en el Ayuntamiento de Barcelona hacia 1990, impulsado por Marta Mata, entonces concejala de Educación de la ciudad. Tras un primer congreso en el que se explora la idea y se delimitan algunos de los ejes de lo que ésta podría representar, Ciudades Educadoras se constituye como una asociación internacional formada por ayuntamientos que se adhieren a una carta fundacional y que toman formalmente el compromiso de trabajar para desarrollar el carácter educador de su ciudad.
Desde entonces, la asociación (AICE), ha hecho mucho camino. En el 2007 participan en ella unas 300 ciudades de todos los continentes, con predominio de Europa y América Latina. Cada dos años se celebra un congreso para intercambiar experiencias y reflexionar sobre los avances, las metodologías y los proyectos de las diversas ciudades que han manifestado su voluntad de ser educadoras.
Desde el punto de vista formal, no hay otro requisito que la adhesión a la Carta, que fue revisada y ampliada en el año 2004. No existe una obligación relativa de utilizar determinadas metodologías o acciones. Se produce, por tanto, una gran libertad para las ciudades adherentes, que trabajan cada una a su ritmo y con sus posibilidades y dificultades propias. Como era previsible, una asociación internacional de ciudades pertenecientes a cinco continentes, en la que se utiliza el término “Ciudad” sin ningún tipo de limitación numérica, -es decir, todos los ayuntamientos, de cualquier tamaño de población, pueden pertenecer a la AICE- contempla un número inmenso de situaciones diversas, que no pueden ajustarse a respuestas tipificadas ni intercambiables. Habiendo sido presidenta delegada por el alcalde de Barcelona durante siete años, he podido seguir la evolución de la AICE y darme cuenta de lo que podríamos llamar “puntos fuertes” y “puntos débiles”. A mi modo de ver, el proyecto de ciudades educadoras está cargado de futuro, porque corresponde a una serie de necesidades que plantean nuestras sociedades y permite aportar soluciones a muchos de los problemas que tenemos por delante. Al mismo tiempo, sin embargo, existen dificultades que tienen que ser señaladas y encaradas con claridad, para evitar que se diluya una magnífica idea y un primer esfuerzo ya realizado en todos estos años y que ha dado como resultado la constitución de la propia asociación.

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